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Off-Highway Research, consultora británica de maquinaria de construcción, publicó un informe de investigación sobre el mercado global de maquinaria eléctrica de construcción. La tasa de aplicación de esta maquinaria en China es inesperadamente alta, y Europa también está comenzando a despuntar. Sin embargo, el volumen de ventas de maquinaria eléctrica de construcción en Norteamérica es bajo y las perspectivas no son alentadoras.

El nuevo informe analiza las ventas de máquinas que tradicionalmente han funcionado con motores diésel, pero que ahora están disponibles en versiones eléctricas de batería y con cable. El informe divide las seis categorías en cargadoras compactas de orugas, excavadoras de cadenas, excavadoras compactas, manipuladores telescópicos, excavadoras de ruedas y cargadoras de ruedas, pero excluye las máquinas electrificadas desde hace tiempo, como las plataformas de tijera.

El año pasado se vendieron casi 7300 máquinas de construcción eléctricas en todo el mundo, la mayoría de las cuales fueron cargadoras de ruedas de tamaño mediano en China. Esto significa que la tasa de penetración global de la maquinaria de construcción eléctrica es del 0,6 %. Si bien esta cifra parece baja, el año pasado se vendieron poco más de 250 máquinas eléctricas en Norteamérica, lo que representa solo el 0,07 % del mercado. Se trataba casi en su totalidad de máquinas pequeñas, con un peso operativo de 10 toneladas o menos. Las más populares fueron las cargadoras de cadenas y las excavadoras pequeñas.

Perspectiva pesimista

El pronóstico de Off-Highway Research no es optimista. Aunque las tasas de crecimiento serán buenas (se espera que los dispositivos eléctricos tengan una tasa de crecimiento anual compuesta (TCAC) superior al 50 %), las ventas seguirán siendo mínimas.

Para poner las cifras en perspectiva, se espera que las ventas de equipos eléctricos se acerquen a las 3000 unidades anuales para 2028, con una tasa de penetración del 1 %. Gran parte del pesimismo en el mercado norteamericano se debe a la baja adopción de las máquinas eléctricas disponibles; se prevé que el ritmo de introducción se mantenga lento; y estas máquinas eléctricas se centran más en el mercado europeo que en el norteamericano. La excepción es la minicargadora, que se vende casi exclusivamente en Norteamérica.

El segundo problema es que centrarse en el arrendamiento no aprovecha al máximo las ventajas de los equipos eléctricos. El argumento económico se basa en el coste total de propiedad, incluyendo menores costes energéticos. Sin embargo, los equipos compactos se venden principalmente a empresas de alquiler, que no ven ese beneficio, y los impuestos sobre el combustible son más bajos en Norteamérica que en Europa, lo que dificulta aún más el argumento económico.

Los aranceles dificultan las cosas

Finalmente, los amplios aranceles sobre los vehículos eléctricos chinos, anunciados en mayo, incluyen los equipos de construcción en su definición, lo que significa que dichas importaciones estarán sujetas a un arancel del 100 %. Esto podría incrementar el precio actual de 2,5 a 3 veces el de los vehículos diésel, hasta 5 o 6 veces el de los vehículos convencionales. Esto afecta no solo a las marcas chinas, sino también a los fabricantes de equipos originales (OEM) internacionales que producen equipos eléctricos en China. Esto sin mencionar las tensiones entre la EPA y defensores del medio ambiente como California, que también están en desacuerdo con otros estados y sectores del sector empresarial.